Autor:
Porfirio Morán O.
Sesión 2:Porfirio Morán O.
13 de febrero de 2009
Tres Modelos de de Organización curricular y sus distintas concepciones de Enseñanza-Aprendizaje.
En nuestra actual realidad educativa destacan tres modelos curriculares distintas: 1) El modelo de asignatura; 2) el de áreas ; y 3) el de módulos. Cada uno de ellos, a su vez, se encuentran sustentados en concepciones pedagógicas distintas.El modelo de asignatura está básicamente organizado con base en planes y programas de materias aisladas cuyos contenidos, generalmente, son profundamente obsoletos y están alejados de la problemática social del alumno y de la sociedad, así como del ejercicio de la práctica profesional. El contenido de estos programas refleja un acentuado “enciclopedismo” y una falta de relación entre las distintas materias que los componen.
El modelo de áreas, en cambio, busca superar el problema de la “fragmentación del conocimiento” propiciada en el modelo anterior, y se caracteriza por la reagrupación (“natural”) de varias ciencias sociales y por el estudio combinado de un conjunto de métodos independientes de su objeto., respetando las tradiciones científicas, la interacción de los objetos de estudio y las necesidades metodológicas.
El modelo modular, siguiendo el camino del modelo de áreas pero profundizándolo, plantea una organización curricular que intenta romper el aislamiento tradicional de la institución educativa respecto de la comunidad social y se sustenta en una concepción que considera el conocimiento como un “proceso de acercamiento progresivo a la verdad”. El aprendizaje es concebido en este modelo como un proceso de transformación de estructuras simples en complejas, consecuencia de la interacción dialéctica entre el sujeto y el objeto de conocimiento. Replantea, asimismo, el rol tradicional de dependencia entre el alumno y el maestro. Imprimiendo un carácter interdisciplinario tanto a la organización del conocimiento como a la estrategia pedagógica que emplea en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Tres corrientes educativas
Aunque “naturalmente” asociadas a los tres modelos arriba planteados, las tres corrientes educativas que se analizan en el texto de Morán Oviedo ( la didáctica tradicional; la Tecnológica Educativa, y la Didáctica Crítica), no necesariamente son aplicadas con base en dicho orden natural.
En la didáctica tradicional se maneja un concepto “receptivista” de aprendizaje, porque se concibe como la capacidad para retener y repetir información. En esta corriente educativa los alumnos no son convocados a “conocer”, sino a memorizar (educación enciclopedista) y el papel del profesor es el de un mediador entre el saber y los educandos. Los contenidos para esta corriente son considerados como algo estático, recortado, acabado, legitimado con pocas posibilidades de análisis y discusión, o de objeción por parte de profesores y estudiantes. En materia de método de enseñanza, predomina la “cátedra magistral, la clásica lección donde el alumno asume fundamentalmente el papel de espectador.
La Didáctica Tecnológica Educativa, se apoya, básicamente, en las nociones de “progreso” y “eficiencia”, que responden explícitamente a un modelo de sociedad capitalista y a una serie de demandas que se gestan en su interior, aunque se hagan aparecer como propuesta alternativa al modelo de Educación Tradicional. Aunque esta propuesta replantea, en apariencia, el tradicional rol profesor-alumno, en cuanto a la residencia del poder en el maestro (un poder autoritario, en el caso de la educación tradicional), en realidad el papel sólo cambia de objeto pero con los mismos resultados; el poder del maestro es ahora omnímodo sobre los contenidos de los cuales en ningún momento hace partícipe a los educandos. La tecnología educativa se apoya en los supuestos teóricos de la sicología conductista que entiende el aprendizaje como conjunto de cambios y/o modificaciones en la conducta que se opera en el sujeto como resultado de acciones determinadas, y a la enseñanza como el control de la situación en la que ocurre el aprendizaje (el maestro “imprime” conductas el mente de los educandos, no contenidos como es el caso de la educación tradicional) . Aquí la didáctica brinda una amplia gama de recursos técnicos para que el maestro controle, dirija, oriente y manipule el aprendizaje.
La Didáctica Crítica es en realidad una propuesta pedagógica que no trata de cambiar una modalidad técnico por otra, sino que plantea analizar críticamente la práctica docente, la dinámica de la institución en que se practica, los roles de sus integrantes (básicamente profesores y alumnos) y el significado ideológico que subyace en todo esto. Basa su concepción en que el aprendizaje es un proceso dialéctico y en que el “movimiento que recorre un sujeto para aprender no es lineal, sino que implica crisis, paralizaciones, retrocesos, resistencias al cambio, etc.”.
Los objetivos de aprendizaje aquí se definen como enunciados técnicos que constituyen puntos de llegada de todo esfuerzo intencional y, como tales, orientan las acciones que procuran su logro y determinan predictivamente la medida de dicho esfuerzo. En términos de contenidos, esta didáctica hace énfasis en “los sistemas de pensamiento crítico y analítico” y en promover aprendizajes que impliquen la menor fragmentación posible del conocimiento. Asimismo hace énfasis en el proceso educativo, más que en el resultado del mismo. En consecuencia, el maestro debe dejar de ser el mediador entre el conocimiento y el grupo, para convertirse en promotor de aprendizaje a través de una relación más cooperativa profesor-alumno.
Entre los modos de aprendizaje promovidos por esta propuesta destacan: la lectura, la redacción, observación, investigación, análisis, discusión; y la utilización de diferentes tipos de recursos tales como: bibliográficos, audiovisuales, modelos reales, etc.
Tres corrientes educativas
Aunque “naturalmente” asociadas a los tres modelos arriba planteados, las tres corrientes educativas que se analizan en el texto de Morán Oviedo ( la didáctica tradicional; la Tecnológica Educativa, y la Didáctica Crítica), no necesariamente son aplicadas con base en dicho orden natural.
En la didáctica tradicional se maneja un concepto “receptivista” de aprendizaje, porque se concibe como la capacidad para retener y repetir información. En esta corriente educativa los alumnos no son convocados a “conocer”, sino a memorizar (educación enciclopedista) y el papel del profesor es el de un mediador entre el saber y los educandos. Los contenidos para esta corriente son considerados como algo estático, recortado, acabado, legitimado con pocas posibilidades de análisis y discusión, o de objeción por parte de profesores y estudiantes. En materia de método de enseñanza, predomina la “cátedra magistral, la clásica lección donde el alumno asume fundamentalmente el papel de espectador.
La Didáctica Tecnológica Educativa, se apoya, básicamente, en las nociones de “progreso” y “eficiencia”, que responden explícitamente a un modelo de sociedad capitalista y a una serie de demandas que se gestan en su interior, aunque se hagan aparecer como propuesta alternativa al modelo de Educación Tradicional. Aunque esta propuesta replantea, en apariencia, el tradicional rol profesor-alumno, en cuanto a la residencia del poder en el maestro (un poder autoritario, en el caso de la educación tradicional), en realidad el papel sólo cambia de objeto pero con los mismos resultados; el poder del maestro es ahora omnímodo sobre los contenidos de los cuales en ningún momento hace partícipe a los educandos. La tecnología educativa se apoya en los supuestos teóricos de la sicología conductista que entiende el aprendizaje como conjunto de cambios y/o modificaciones en la conducta que se opera en el sujeto como resultado de acciones determinadas, y a la enseñanza como el control de la situación en la que ocurre el aprendizaje (el maestro “imprime” conductas el mente de los educandos, no contenidos como es el caso de la educación tradicional) . Aquí la didáctica brinda una amplia gama de recursos técnicos para que el maestro controle, dirija, oriente y manipule el aprendizaje.
La Didáctica Crítica es en realidad una propuesta pedagógica que no trata de cambiar una modalidad técnico por otra, sino que plantea analizar críticamente la práctica docente, la dinámica de la institución en que se practica, los roles de sus integrantes (básicamente profesores y alumnos) y el significado ideológico que subyace en todo esto. Basa su concepción en que el aprendizaje es un proceso dialéctico y en que el “movimiento que recorre un sujeto para aprender no es lineal, sino que implica crisis, paralizaciones, retrocesos, resistencias al cambio, etc.”.
Los objetivos de aprendizaje aquí se definen como enunciados técnicos que constituyen puntos de llegada de todo esfuerzo intencional y, como tales, orientan las acciones que procuran su logro y determinan predictivamente la medida de dicho esfuerzo. En términos de contenidos, esta didáctica hace énfasis en “los sistemas de pensamiento crítico y analítico” y en promover aprendizajes que impliquen la menor fragmentación posible del conocimiento. Asimismo hace énfasis en el proceso educativo, más que en el resultado del mismo. En consecuencia, el maestro debe dejar de ser el mediador entre el conocimiento y el grupo, para convertirse en promotor de aprendizaje a través de una relación más cooperativa profesor-alumno.
Entre los modos de aprendizaje promovidos por esta propuesta destacan: la lectura, la redacción, observación, investigación, análisis, discusión; y la utilización de diferentes tipos de recursos tales como: bibliográficos, audiovisuales, modelos reales, etc.
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