Autor:
Antoni Zabala
Sesión 3:
20 de febrero de 2009
Antoni Zabala
Sesión 3:
20 de febrero de 2009
Necesidades de instrumentos
Cuando nos enfrentamos a un grupo de alumnos por primera vez en un salón de clases es normal que en algún momento nos asalte la duda ¿cuál será la mejor manera de llevar a cabo nuestra tarea de Enseñanza con ellos? ¿A través de exposiciones tradicionales donde nuestras principales herramientas serán el pizarrón, el libro de texto y nuestro propio verbo convertido en luz divina; o promoviendo la participación del estudiante en un continuo proceso de retroalimentación de enseñanza-aprendizaje a través de diversas dinámicas grupales?
Lo que a primera vista podría parecer sencillo, se convierte en un problema complejo cuando analizamos todos los elementos que están involucrados en esta simple toma de decisión. Una “propuesta metodológica seria”, en realidad, debe disponer de criterios y de referentes que permitan establecer enfoques didácticos adecuados para ayudar a los alumnos en su proceso de aprendizaje (o, como diría el constructivismo,” en su proceso de construcción de significados” sobre los contenidos escolares).
En primer lugar podemos decir que en esta decisión siempre se debe tomar en cuenta dos referentes: que el proceso de enseñanza-aprendizaje cumple con una indudable función social, y que nunca podrá estar al margen de una concepción ideológica determinada (que siempre subyace en las distintas corrientes pedagógicas).
Estos dos referentes permiten seleccionar o clasificar las distintas corrientes según la posición que adoptan para cada uno de ellas, convirtiéndose así en instrumentos clave para poder analizarlos.
Las intenciones educativas (es decir, lo que se pretende lograr con los educandos) son en realidad el reflejo de de la concepción social de la enseñanza, es decir, de la concepción ideológica de la que se parte. Estos propósitos educativos determinarán aquello que es relevante para que los alumnos aprendan. De esta manera, según la posición que se adopte, el énfasis educativo se pondrá en mayor o menor medida en el aprendizaje de destrezas cognitivas, habilidades y procedimientos técnicos, conocimientos de los saberes socialmente construidos y aceptados, formación de valores éticos y morales, actitudes sociales, etc., etc..
Los contenidos de una propuesta curricular pueden ser: contenidos de información referida a hechos; contenidos conceptuales (conceptos y principios, es decir, información); contenidos procedimentales (técnicas, métodos, destrezas o habilidades); y contenidos actitudinales (valores, normas y actitudes), trátese de la metodología que se trate. La manera en que cada uno de estos contenidos es abordado dependerá de una estrategia que a su vez estará fincada en la intención educativa ya mencionada.
Para el constructivismo el aprendizaje es una construcción personal que realiza el alumno gracias a la ayuda que recibe de otras personas. Esa construcción, a través de la cual puede atribuir significado a un determinado objeto de enseñanza, implica la aportación de la persona que aprende, de su interés y disponibilidad, de sus conocimientos previos y de su experiencia. En todo ello juega un papel imprescindible la figura del otro más experto, que ayuda a detectar un conflicto inicial entre lo que sabe y lo que requiere saber, que contribuye a que el educando se vea capaz y con ganas de resolverlo, que plantea el nuevo contenido de modo que aparezca como un reto interesante cuya resolución va a tener alguna utilidad. Es un proceso que contribuye no sólo a a que el alumno aprenda unos contenidos, sino que aprenda a aprender; su repercusión no se limita a lo que el alumno sabe, sino también a lo que sabe hacer y a cómo se ve a sí mismo.
Propuesta didáctica
Tomando como base la lectura de Antoni Zabala, sugiero una propuesta, en el área de historia contemporánea, para que se integren equipos con el objetivo de empaparse en la problemática “conflictos internacionales actuales” y en la propuesta de soluciones. La consecución del objetivo requerirá de la construcción de una base de datos de “conflictos internacionales” para lo que se requerirá de convertir a cada equipo en grupos de “observadores políticos”, cuyas principales fuentes serían: internet, periódicos, revistas y entrevistas con especialistas. El resultado de sus observaciones no se expondrán en clase (ni en exposiciones verbales) sino a través de “blogs”, o publicaciones electrónicas, subidas en internet, que funcionarán como foros sociales de discusión sobre esta problemática actual. Las clases en realidad se convertirían en talleres donde se resolverían tanto los problemas técnicos como logísticos a los que los alumnos se enfrentarían al hacer la base de datos y los blogs; así como en minitalleres de redacción y de formación editorial para organizar racionalmente el trabajo y exponer de manera coherente y clara la información que se vaya a subir a internet.
Lo que a primera vista podría parecer sencillo, se convierte en un problema complejo cuando analizamos todos los elementos que están involucrados en esta simple toma de decisión. Una “propuesta metodológica seria”, en realidad, debe disponer de criterios y de referentes que permitan establecer enfoques didácticos adecuados para ayudar a los alumnos en su proceso de aprendizaje (o, como diría el constructivismo,” en su proceso de construcción de significados” sobre los contenidos escolares).
En primer lugar podemos decir que en esta decisión siempre se debe tomar en cuenta dos referentes: que el proceso de enseñanza-aprendizaje cumple con una indudable función social, y que nunca podrá estar al margen de una concepción ideológica determinada (que siempre subyace en las distintas corrientes pedagógicas).
Estos dos referentes permiten seleccionar o clasificar las distintas corrientes según la posición que adoptan para cada uno de ellas, convirtiéndose así en instrumentos clave para poder analizarlos.
Las intenciones educativas (es decir, lo que se pretende lograr con los educandos) son en realidad el reflejo de de la concepción social de la enseñanza, es decir, de la concepción ideológica de la que se parte. Estos propósitos educativos determinarán aquello que es relevante para que los alumnos aprendan. De esta manera, según la posición que se adopte, el énfasis educativo se pondrá en mayor o menor medida en el aprendizaje de destrezas cognitivas, habilidades y procedimientos técnicos, conocimientos de los saberes socialmente construidos y aceptados, formación de valores éticos y morales, actitudes sociales, etc., etc..
Los contenidos de una propuesta curricular pueden ser: contenidos de información referida a hechos; contenidos conceptuales (conceptos y principios, es decir, información); contenidos procedimentales (técnicas, métodos, destrezas o habilidades); y contenidos actitudinales (valores, normas y actitudes), trátese de la metodología que se trate. La manera en que cada uno de estos contenidos es abordado dependerá de una estrategia que a su vez estará fincada en la intención educativa ya mencionada.
Para el constructivismo el aprendizaje es una construcción personal que realiza el alumno gracias a la ayuda que recibe de otras personas. Esa construcción, a través de la cual puede atribuir significado a un determinado objeto de enseñanza, implica la aportación de la persona que aprende, de su interés y disponibilidad, de sus conocimientos previos y de su experiencia. En todo ello juega un papel imprescindible la figura del otro más experto, que ayuda a detectar un conflicto inicial entre lo que sabe y lo que requiere saber, que contribuye a que el educando se vea capaz y con ganas de resolverlo, que plantea el nuevo contenido de modo que aparezca como un reto interesante cuya resolución va a tener alguna utilidad. Es un proceso que contribuye no sólo a a que el alumno aprenda unos contenidos, sino que aprenda a aprender; su repercusión no se limita a lo que el alumno sabe, sino también a lo que sabe hacer y a cómo se ve a sí mismo.
Propuesta didáctica
Tomando como base la lectura de Antoni Zabala, sugiero una propuesta, en el área de historia contemporánea, para que se integren equipos con el objetivo de empaparse en la problemática “conflictos internacionales actuales” y en la propuesta de soluciones. La consecución del objetivo requerirá de la construcción de una base de datos de “conflictos internacionales” para lo que se requerirá de convertir a cada equipo en grupos de “observadores políticos”, cuyas principales fuentes serían: internet, periódicos, revistas y entrevistas con especialistas. El resultado de sus observaciones no se expondrán en clase (ni en exposiciones verbales) sino a través de “blogs”, o publicaciones electrónicas, subidas en internet, que funcionarán como foros sociales de discusión sobre esta problemática actual. Las clases en realidad se convertirían en talleres donde se resolverían tanto los problemas técnicos como logísticos a los que los alumnos se enfrentarían al hacer la base de datos y los blogs; así como en minitalleres de redacción y de formación editorial para organizar racionalmente el trabajo y exponer de manera coherente y clara la información que se vaya a subir a internet.
